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ENTREVISTA

Astiz: "Fue duro irme de Osasuna, pero no me arrepiento"

El central de Zizur desconecta en casa tras dejar el APOEL y culminar una década fuera con diez títulos

Astiz: "Fue duro irme, pero no me arrepiento" José Carlos Cordovilla

Es un pionero. Se marchó de Pamplona a Polonia porque Cuco Ziganda le puso las cosas claras: iba a ser el quinto central. Eran tiempos boyantes en el club, recién disputada la Copa de la UEFA, y la aspiración de cualquier chaval de la cantera era llegar al primer equipo. Iñaki Astiz Ventura (Zizur, 5-11-83) estuvo a punto de conseguirlo, pero después de su cesión al Legia de Varsovia procedente del Promesas, se encontró con las puertas cerradas en Osasuna. Y tomó la decisión más importante de su vida y algo que nadie había hecho antes en el fútbol español: firmar cinco temporadas por el equipo polaco. Un billete sin retorno del que no se arrepiente. Lógico: consiguió ocho títulos, jugó competición europea y llegó a ser capitán.

Cuando salió de casa, de Zizur, con 23 años, nunca pudo imaginar que una década después habría compartido su vida deportiva entre Polonia y Chipre, adonde marchó en 2015 para fichar por el APOEL Nicosia. APOEL son las siglas de Athletikos Podosferikos Omilos Ellinon Lefkosias (Club Atlético de Fútbol de Griegos de Nicosia). Aquí, el central navarro ha vuelto a conseguir dos títulos de Liga, siendo fundamental en el esquema del ex rojillo Thomas Christiansen, pero el club ha decidido dar un giro y prescindir de sus servicios y también de los del entrenador.

Astiz pasa estos días en Zizur Mayor, su pueblo, con su familia, mientras desconecta del fútbol y saca unos minutos para Diario de Navarra. Ya habrá tiempo para decidir dónde continúa su original trayectoria.


Diez años lejos de casa. Menuda aventura.

Sí, diez años desde que empecé la aventura de probar suerte fuera. Han pasado muchas cosas, he conocido otros clubes, culturas, ciudades, idiomas... y he conseguido éxitos. He tenido suerte de pelear por títulos. En el Legia he conseguido dos Ligas, cinco Copas y una Supercopa y en el APOEL dos Ligas. Además, he vivido la experiencia de Liga Europa, donde llegamos lejos y tuve la suerte de enfrentarme a Raúl García. Salimos juntos de aquí y no habíamos coincidido. Fue una eliminatoria muy bonita a la que fueron familia y amigos y conseguimos dejar fuera al Athletic.

Salió de Osasuna de una forma un tanto extraña.

Primero salí cedido con Urban. Con el Legia ganamos la Copa y fue un año muy bueno. Jugué casi todo y el club acabó contento. Pero volví aquí a hacer la pretemporada con el primer equipo, con el Legia aún interesado por mi situación. A finales de agosto, cuando ya estaban Cruchaga, Josetxo y Miguel Flaño, ficharon a Roversio y, como éramos cinco, Cuco me dijo las cosas claras, que iba a tener pocos minutos a priori. Como en el Legia había estado contento y si no jugaba iba a desaparecer del mapa, me decidí a volver a Varsovia. Fue un momento duro, pero no me arrepiento de nada.

¡Pero si hasta le presentaron en El Sadar!

Sí, no sé por qué -sonríe. Fue raro, porque había estado cedido y volvía, y no se suele presentar en esos casos.

¿Cómo fue la llegada a Varsovia?

Firmé cinco años y los cumplí. Me tocó vivir la transformación, porque estuvimos unos años con el estadio viejo, las relaciones entre el club y la afición no eran muy buenas... Después llegó el estadio nuevo, otra directiva, y el regreso de Urban. Con ilusiones renovadas, se consiguió el doblete después de muchos años. Acabé contento y me ofrecieron renovar dos años.

¿Cómo fue esta última etapa?

El penúltimo año ganamos la Liga y en Europa hicimos las cosas muy bien. Nos pudimos meter en Champions pero nos anularon por alineación indebida la eliminatoria con el Celtic. Una pena. En Liga Europa nos metimos como primeros de grupo y el Ajax nos eliminó en dieciseisavos. El último año ganamos la Copa y en el playoff por el título se nos escapó la Liga. La directiva decidió hacer cambios y no renové.

Nada menos que ocho años en el Legia, es casi polaco...

Sí, es mucho tiempo, aprendí el idioma, me casé en 2014 con una polaca (Dominika), a la que conocí el segundo año, somos padres de una niña (Luna, que cumple un año el 18 de junio). En Varsovia me sentía como en mi segunda casa. Estuve muy integrado en la ciudad y con la gente.

¿Pero no le cuesta al principio a un chaval de 23 años de Zizur acoplarse a un club grande y una capital como Varsovia?

Al principio, sí. Vas allá solo, es otro idioma, aunque me entendía en inglés... pero poco a poco me apunté a clases de polaco con Kibu (Vicuña, segundo de Urban). Nos las daba César (Sanjuán), nuestro preparador físico mexicano, que luego estuvo en Osasuna. Y fui aprendiendo también escuchando en el vestuario y soltándome. Al conocer a Dominika, ya lo aprendí más deprisa -bromea-.

¿Es un idioma tan complicado como parece?

Es muy diferente, aunque tiene palabras parecidas, como cementerio, hospital... Al principio, me parecía muy difícil y no entendía nada, pero con ganas se consigue.

Y llegamos a la última etapa, en Chipre. ¿Cómo surgió?

Fue un poco imprevisto. Iba a firmar por otro equipo polaco, pero me llamó el amigo de un jugador y me propusieron ir al APOEL. Se hizo en pocas horas, todo el papeleo y la maleta, y a la mañana siguiente estaba allí pasando el reconocimiento médico. Después de ocho años en el Legia, quería probar otra cosa. Hemos conseguido ganar la Liga y hemos jugado las dos rondas previas de la Champions y nos han eliminado las dos veces en los últimos minutos.

¿El nivel competitivo?

La Liga polaca es más fuerte que la chipriota, en esta hay más diferencia entre los de arriba y los de abajo. Ahora hay muchos jugadores españoles. En el AEK Larnaca hay diez u once. En mi equipo también hay varios, entre ellos Juanma Ortiz, que estuvo en Osasuna. Los estadios se llenan sobre todo en los derbis. En el nuestro suele haber 18.000 espectadores, que es mucho para una ciudad de 250.000 habitantes. Es una buena afición, que anima todos los partidos. Pero como en Polonia no vi ninguna afición igual. Hacen mosaicos de toda la grada, cantan, preparan los partidos... Me marcaron cuando estuve allí. En el APOEL también se lo curran.

¿Y cómo es la vida en Nicosia?

Es una ciudad muy tranquila, con buen clima, casi siempre hace sol, la gente es muy positiva, siempre está tomando café -ríe-. He conocido a gente muy maja a través de amigos, estás tomando algo y se sientan contigo, son respetuosos, hablan bien de ti... Los polacos son más pesimistas, pero los chipriotas son muy animados.

Se puede decir que después de una década fuera de casa, acertó marchándose.

No me puedo quejar. A otros jugadores les habría gustado salir para ir al extranjero, por eso tengo que estar agradecido a Urban, porque he logrado éxitos que aquí nunca habría imaginado. Me perdí buenos años de Osasuna que será difícil que vuelvan a pasar, pero estoy muy satisfecho de estos diez años. Con el paso del tiempo, todavía lo valoraré más.

¿Ha aprendido griego?

Algunas palabras, pero en Chipre se habla inglés. Además, al haber tantos españoles, no hacía falta. Están jugando en mi equipo Barral, Roberto Lago, Urko Pardo, Orlandi...

¿Ha podido conocer Chipre?

Sí, he visitado Limassol, Pafos, Larnaca, Ayia Napa, Proteras... Hay playas con aguas cristalinas, buenos restaurantes... Mi adaptación fue muy buena, y la cocina es mediterránea, aunque en Varsovia había más variedad. Había veces que pedías la cuenta y un aficionado te había invitado. Querían que te sintieras como en casa.

Ha tenido a Thomas Christiansen como entrenador.

Sí, lo ha hecho bien, pero no le han renovado. Aunque jugó en Osasuna nunca hablamos del tema.

Le han comunicado que no sigue en el APOEL. ¿Qué ha pasado?

Acabamos la Liga el 24 de mayo con el título, pero perdimos la final de Copa. No me comentaron nada de renovar y volví. Tenía ganas de relajarme, de ir a la boda de mi primo que fue el 27, quería olvidarme del fútbol. Ahora estoy a la expectativa de que me llegue algo bonito.

¿Tiene alguna preferencia?

Sobre la marcha. Estoy esperando a ver qué me dice Juan Oyaga, mi representante. He jugado mucho y espero que me salga algo interesante. No me he planteado volver a España, aunque por la cría, la familia, estaría bien que fuera algo cercano.

En estos diez años, ¿Osasuna nunca se ha interesado por su vuelta?

Después de irme, que yo sepa Osasuna nunca me ha querido, aunque no he pensado en ello, porque disfrutaba de lo que hacía allá. Me he sentido como en casa.

¿Y cómo ha vivido estas últimas temporadas de Osasuna?

El año pasado, me puse muy contento por el ascenso. Sigo a Osasuna y vi los partidos. Me alegré por el club, por los compañeros con los que coincidí, Miguel y Javier Flaño, Oier, Roberto Torres, y también Martín. Este año también lo he visto, ha sido fundamental que ha estado mucho tiempo sin ganar en casa, que en otros tiempos era el fuerte de Osasuna.

Y si le dijeran ahora de volver...

Nadie me ha comentado nada. Lo tendría que pensar, porque he estado diez años fuera y el jugador quiere probar otras cosas y países. Yo no digo que no a nada, pero lo estudiaría. Como jugar en casa no hay nada, pero de momento me tomo estos días de relax y estaré por aquí que llevo todo el año fuera.

Es un pionero. Se marchó de Pamplona a Polonia porque Cuco Ziganda le puso las cosas claras: iba a ser el quinto central. Eran tiempos boyantes en el club, recién disputada la Copa de la UEFA, y la aspiración de cualquier chaval de la cantera era lle

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