Javier Castillo, autor de 'La chica de nieve', vuelve con un nuevo libro: "Muchas partes de 'El cuco de cristal' son mis recuerdos"
Un secreto familiar y un misterio en un pequeño pueblo tranquilo es el escenario de ‘El cuco de cristal’, la sexta novela de Javier Castillo. Se suma el éxito de la adaptación a una serie de Netflix de su novela ‘La chica de nieve’, que ha llegado al número uno en 28 países.
- Alba Cidoncha Sádaba
Javier Castillo (Mijas, Málaga, 1987) dejó hace cinco años su trabajo como consultor financiero para dedicarse por completo a la escritura. Quién le iba a decir a ese chico que escribía en el tren de camino al trabajo que desde entonces ha tenido tres hijos (Gala, de 6 años, Bruno, de 4 años, y Pablo, que viene en camino), ha plantado un árbol (un mandarino, concretamente) y ha escrito varios libros. Uno de ellos, 'La chica de nieve', se ha convertido en una serie de Netflix que ha llegado al primer puesto en 28 países. Semana tras semana, sus libros se posicionan entre los más vendidos y sus firmas se llenan de personas esperando conocer al autor. Castillo muestra su día a día y el de su familia en el canal de YoutubeJustCoco vlogs que tiene su mujer, la influencer Verónica Díaz, conocida como @modajustcoco en Instagram. Son conocidos como la Familia Coquetes y rozan el millón de seguidores. En este panorama de éxito rotundo presenta su sexto y último libro 'El cuco de cristal'. Un trasplante de corazón hace que Cora Merlo, una joven médica residente de Oncología, se cruce en la vida de la familia de Charles Finley, su donante. A partir de ahí, comienzan los secretos y los misterios sin resolver.
Secretos, desapariciones, asesinatos, secuestros... ¿Escribir sobre estos temas hace, de algún modo, mella en usted?
Bueno, te das cuenta de que ves las cosas de un modo distinto. Confío un montón en todo el mundo, pero al mismo tiempo siempre veo comportamientos de gente que digo: Ostras, tiene un atributo que quizá es un poco más... oscuro. Hace que aprendas mucho sobre empatía, y te pongas más en la piel de la gente. Eso es muy bueno. Pero es verdad que yo compenso la parte oscura de cuando escribo con una parte muy feliz, que es cuando estoy con mi familia. Tampoco me vuelvo loco. Si no tuviera una familia tan bonita y estuviera todo el día encerrado en este mundo turbio, estoy seguro de que afectaría.
¿Cómo vive ese proceso creativo a la hora de meterse en la mente de sus personajes?
Para escribir tienes que ser capaz de comprender las circunstancias y cómo decidiría otra persona que no fueras tú. Cuando escribo me pongo como si fuera otro personaje. En El cuco de cristal la protagonista escribe con su propia voz. Si no es la primera vez que escribo sobre ello, leo sobre lo que he escrito. Tienes esa voz durante varios capítulos y así entro muy fácil en entender cómo se expresa, cómo transmite, qué miedos tiene... Las primeras veces es un prueba y error. En el caso de Cora, la protagonista, ella es médico y quería asegurarme de que siempre tuviera un pensamiento más científico, con ese punto de completar las frases cuando le van a diagnosticar algo.
En el libro hay explicaciones o procesos científicos concretos. ¿Cómo ha sido ese proceso de documentación previo?
Yo escribo la historia como me gustaría, centrándome más en las emociones. Una vez está completa, investigo en las partes que necesitan más desarrollo científico. Una vez sé qué quiero contar, busco los detalles -como por ejemplo qué ritmo cardíaco tiene una persona que está a punto de sufrir un infarto o qué medicamentos hacen falta para ciertas cosas-. Volcar en el libro todo lo que has investigado hace que el ritmo se estropee. Me gusta más que la gente disfrute leyendo a que aprenda, no se trata de eso. Se trata de que la investigación acompañe a la historia, y no al contrario.
Ha comentado que este es su final más especial y en sus agradecimientos afirma que la historia “estaba viva”. ¿Difiere mucho el final actual al que pensó en su día?
Ha tenido un montón de variaciones. Inicialmente, la trama principal era la de Edwin y tenía el vínculo con la naturaleza, los viajes al pasado y un romance. Conforme escribía me di cuenta de que faltaba un componente más emocional, un personaje con esa voz tan peculiar. La historia podía ser mucho más impactante y notarse más cercana si encontraba un personaje como Cora. Buscando en redes sociales me topé con Susana Ramírez (@sosann), una influencer de Barcelona. Vi su cicatriz y comencé a hablar con ella. A raíz de ello empecé a conectar algo, fue una chispa instantánea. Me di cuenta de que había mucho más, la historia era súper explosiva si unía ambas tramas. Llevaba mucho escrito y pensado sobre la idea del cuco, el huevo en el nido ajeno, qué ocurre para que lo termine cuidando otra persona, una semilla oscura plantada... Mezclé tramas y fue el encaje perfecto.
Al principio advierte, más o menos, de que cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. ¿Por qué recalcarlo?
Mucha gente sufre infartos y no quería que nadie sintiera que estaba hablando de ellos. Quiero que la gente sepa que es una historia creada para entretener y sobre todo que no lo consideren un ataque hacia nadie. Tampoco una crítica a la donación de órganos o a la gente que decide no donar. Respetar la decisión de cada uno, centrarse en la historia y disfrutarla.
¿Y el hecho de ubicar las historias fuera?
Depende mucho del libro. Cada uno tiene un motivo de por qué transcurre fuera. Yo quería ambientar El cuco de cristal en España, pero el registro de donantes es privado e incluso hay protocolos para que las familias de donantes y receptores no se crucen en los hospitales. La trama no funcionaba sin un artificio, sin un encuentro fortuito en un pasillo que, en España, no podía suceder.
Tiene dos hijos, Gala y Bruno, y espera un tercero, Pablo. ¿Habla con ellos sobre lo que escribe?
Gala sabe muy bien de qué van mis libros, no el detalle, obviamente. En La chica de nieve sabe que hay una niña que se pierde y ha visto partes de la adaptación en Netflix. Le fascina. Le llama la atención cómo se pierde una niña, es un miedo con el que ella empatiza. Le impactó mucho, siempre quiere ver el momento de la desaparición y me pregunta qué va a pasar, si la van a encontrar... Le he contado toda la trama y le digo que va a estar bien, que no se preocupe. Comprende mucho lo que ocurre y es muy bonito. Ella me ve escribiendo, que me voy de gira... Y escribir es muy bonito, pero cuando tienes hijos se te hace difícil. Te vas fuera de casa mucho tiempo, pasas horas escribiendo sin poder estar con ellos... Pero supongo que cada trabajo tiene sus cosas.
Dado que su mujer va a dar a luz en breve, ¿cómo sopesó la gira al principio?
Yo intento ser muy real, y la gente lo entiende. No te obligan a hacer una gira y a pasar por todas las ciudades de España. Voy a hacer una gira y la voy a dividir en dos partes. Haré una parte ahora y, como no me quiero perder ese momento, haré una segunda parte cuando Pablo nazca. Será ya la semana que viene seguramente. Pasaré un mes en casa para ayudar a que mi mujer se recupere bien, encargarme de los peques y asegurarnos de que todo esté controlado y todo haya salido bien. Cuando pase eso ya retomaré la gira.
En el libro incluye varios momentos o detalles personales. ¿Ha sido premeditado?
Escribes de lo que conoces y de lo que sientes, de cómo eres. Muchas partes de la novela El cuco de cristal son mis recuerdos. Por ejemplo, cuando los dos niños se despiertan, un hermano levanta al otro y van a jugar a la PlayStation, esa es mi infancia. También Jumanji, la película favorita de mi infancia. Tras haberla visto de mayor con mis hijos sé lo que despierta en ellos. Entra en la trama porque es parte de mi vida.
No podemos obviar que Netflix ha adaptado uno de sus libros, La chica de nieve, a una serie que ha llegado a ser número uno en 28 países.
Estoy abrumadísimo, ha sido algo increíble. El equipo estamos flipando. Me pasa con los libros. Cuando escribo uno digo: Es un librazo, a mí me gusta un montón. Y sé que habrá alguien a quien le guste, pero vas a ciegas. Con la serie pasaba lo mismo. La historia es buenísima y tenía clara que era una historia universal, que cualquier persona, de cualquier cultura, puede empatizar con ella porque es un miedo universal. El perder a un ser querido, a un niño, el dolor de unos padres. Es algo que ves. Te metes en las noticias y ves a dos padres que pierden a su hijo y están devastados, igual que estarían en China o en cualquier parte. La acogida ha roto las expectativas. Llegó al puesto 3 en Estados Unidos, que es un país en el que ni siquiera estoy publicado. Sumas países y dices: ¿Pero qué está pasando? Llegó a ser número uno incluso en Trinidad y Tobago. Era: ¿Por qué? ¿Qué es esto? ¿Es un sueño? (Ríe).
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¿Cuál ha sido su papel en la serie?
Yo he sido consultor. Al principio mi papel iba a ser solo leer los guiones y decir si me parecía bien o no. Después fue mucho más. Nos dimos cuenta de que podíamos trabajar muy bien y al principio del proceso transmití una idea al equipo: buscar el alma de la novela. Hacer una historia igual que la del libro, pero no escena a escena. Entender las emociones que despertaba el libro y transmitirlas en la serie. Es una adaptación que no es literal, escena a escena, pero respeta muy bien ese alma de la novela y tiene la misma emoción que el libro. Lo que pasa que es otra historia muy parecida y en otro lugar. La emoción es la misma. Hay mucha gente que cree que la adaptación debe ser el libro, y no. Es sentir lo mismo que cuando leíste el libro.
Ahora mismo está cerrando la trilogía de La chica de nieve. ¿Nos puede adelantar algo?
No puedo contar absolutamente nada. Será el final de Miren, estoy escribiendo ya y estoy muy ilusionado porque es una pasada. Cómo termina la historia... Es el final que merece el personaje y ojalá a la gente le guste porque ya lo tengo planificadísimo. Hay cosas que todavía estoy perfilando, pero ya he empezado a escribir. Espero y ojalá que sea para el año que viene. Es complicado saberlo porque se mezclan muchas cosas en paralelo como la adaptación en otros países. Cuesta centrarse, pero yo espero que sí.
¿Netflix le ha adelantado si pretende quedarse con la trilogía entera para la plataforma?
Todavía está en el aire. Lleva muy poco y normalmente se decide un poco más tarde. Cruzo los dedos, a la gente le ha gustado mucho pero han cancelado otras series con millones de espectadores. Ojalá que sí, eso significa que hemos hecho las cosas bien.
Javier Castillo (Mijas, Málaga, 1987) dejó hace cinco años su trabajo como consultor financiero para dedicarse por completo a la escritura. Quién le iba a decir a ese chico que escribía en el tren de camino al trabajo que desde entonces ha tenido tre
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